El románico en la Ribagorza


Recorrer los monumentos románicos de todo el Pirineo es siempre muy gratificante. Esta vez lo ha sido, por una parte, por el redescubrimiento de algunos edificios de la Ribagorza y, sobre todo, por la visita a algunos que nunca había visto antes.
La Ribagorza fue una zona fronteriza entre Al-Andalus y el Imperio de Carolingio. Por esto formó parte de la Marca Hispánica, tierra de fronteras que recibió influencia de Europa, y pronto del Reino de Aragón, que conquisto los condados de Sobrarbe y Ribagorza y formo el Reino de Aragón. No es de extrañar que las torres nos recuerden el románico lombardo: torres únicas en cada iglesia, altas a modo de torre vigía, y que el ajedrezado jaqués esté en casi todos los edificios románicos. Por otra parte, la desgracia de ser una zona olvidada por el reino de España ha permitido que se conserven unos edificios espectaculares.
De toda la Ribagorza quiero destacar los puentes medievales. Servían para cruzar los ríos, por supuesto, y se caracterizan por ser de pendientes muy acusadas. Vamos, que llegar a arriba es un logro. También es un gustazo porque las vistas desde cada uno son estupendas.
Casi todos los pueblos tienen su iglesia románica y muchas veces con pocas influencias posteriores. En todas ellas hay carteles explicativos y me llamó la atención uno, en el que explicaban que una reforma había consistido en poner el crismón bien (a derechas, se entiende), ya que se había puesto justo al revés con la letra griega ro (p) hacia abajo. Esta claro que el albañil medieval no sabia griego y lo puso como mejor le pareció.
Hay un edificio que bien vale el viaje y es la catedral de Roda de Isábena. Se dice que el pueblo, de 30 habitantes, es el pueblo más pequeño con Catedral y yo diría que de las más bonitas del Románico. Es un templo de tres naves con el  presbiterio en alto sobre una cripta abierta (pocas son así), que no se  excavo más por la dureza de la piedra, y donde está el sepulcro de San Ramón que sirve de altar en la cripta, hoy el lugar donde se dice la misa, ya que para treinta vecinos les sobra el sitio. Lo cierto es que en los edificios prerrománicos de toda España es normal separar el presbiterio con el altar para los oficios del resto del pueblo.
En la Catedral destacan los arcos de medio punto, los muros  gruesos de sillares bien labrados y un claustro que es una delicia. He estado en la Catedral de Roda varias veces y sigue siendo un placer poder ver esta joya del Románico en un pueblo tan  pequeño, perfectamente conservado, que está en consonancia con su Catedral.
Un edificio que me impresionó fue el monasterio de Obarra. Como todos los monasterios medievales está donde Cristo se perdió, pero también, como todos los monasterios, está en un lugar precioso y junto a un río. No se ve desde la carretera y se llega por un puente románico (reconstruido después de una riada). Del Monasterio benedictino queda por una parte la Iglesia, y  por otra una pequeña iglesia románica en el exterior, probablemente para el culto de los peregrinos. El monasterio debió ser impresionante por las ruinas que  nos quedan; alguna ventana y algún elemento decorativo nos lo demuestran, pero como en toda España la desamortización de Mendizábal se encargo de echarlo a perder. Cada vez le tengo más manía a Mendizábal y ahora que no debo ser objetiva, como en las clases, me lo puedo permitir.
La iglesia es un edificio de grandes proporciones que responde a todas las características del románico, pero quiero destacar sus proporciones y el simbolismo de todas las medidas. Como todo edificio románico se hizo de acuerdo con una proporción numérica que responde a un simbolismo bíblico: el numero 3 por la Santísima trinidad, el 12 por los doce apóstoles, el 7 por las siete virtudes entre ordinales y teologales. Estos números se concretan en la construcción de los tres ábsides, en las siete ventanas de los ábsides (tres en el central y dos en cada lateral), en las ventanas de las naves laterales (doce en total). Pero la construcción también responde a un programa astronómico de lo mas original. Siguiendo el concepto del monasterio como Civitas Dei (que tanto predicaba en mis clases) en el segundo plenilunio de otoño,  21 semanas antes de Pascua, un primer rayo de sol ilumina el altar y el presbiterio a través de la ventana del centro del ábside central, a la hora tercia en que se celebraba la misa monacal. El simbolismo de la luz esta claramente representado en esta iglesia, "Ego sum lux mundi", que estaba escrito en el libro que sujeta Cristo en  el Pantocrátor románico.
Un paseo por el románico de la Ribagorza vale la pena aunque como yo os alojéis entre vacas. 


Monasterio de Obarra


Puente inclemente



Comentarios

  1. Una preciosidad, y es que es cierto: los pueblos y monumentos de los Pirineos son muy bonitos.

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