Volveremos a ser normales ( Tiempos del Coronavirus)



Entiendo que lo normal es lo que hemos hecho toda la vida , aquello que no resulta chocante a los otros y pasa desapercibido para los demás .

 Desde hace unas semanas no  hacemos cosas normales. El coronavirus nos obliga a hacer cosas extraordinarias : A hablar con la familia todos los días por wasap, por telefóno o por la tebleta,   a sabiendas que estaremos mucho tiempo sin vernos. A mirar por la ventana para ver a alguien con un carrito de la compra y asegurarnos que no se ha acabado el mundo. A abrir la ventana , respirar y comprobar que el aire existe y no estamos en gravedad cero.  A cumplir con unas rutinas domésticas mas estrictas que el horario laboral, hasta hay que aplaudir a las ocho  en punto. A vivir una primavera sin  el color verde,  ni flores , ni polen, al menos los alérgicos habrán ganado algo este año . A planificar una Semana Santa imaginaria , hasta nos podremos imaginar las colas en los restaurantes o los hoteles llenos, mientras comemos la borraja en la mesa de la cocina  y dormimos tan anchos en nuestra cama conocida. La ventaja es que este año no habrá discusiones en las familias , cada uno se imaginará lo que mas le apetece hacer ,  no tendrá que discutir con los otros. El que quiera ir al pueblo  se irá solo al pueblo; al que prefiera una buena juerga con los amigos nadie se lo impedirá ; los que quieran playa , a nadar y los que quieran montaña  subirán al Aneto o al Everest  sin  sudar. Todos  desde el sofá de casa y tan a gustito.

Ayer me levante , hice mis rutinas y después de la ducha decidí que me ponía zapatos de tacón. Me hice un selfie de los pies bien calzados y lo mande a mi hija. Que triste tanto mi hija como mi marido pensaron que me había hecho un selfie fallido . Tienen tan poca fe en mis capacidades tecnológicas que creyeron que no me había sacado la cabeza y no me había dado cuenta , pero no vieron que los pies iban calzados con zapatos. Llevo 18 días calzando mis zapatillas / pantuflas de estar por  casa, tienen como adorno un gato  una y la cola de gato  la otra , son unas tweets como se dice ahora, rosas y negras, vistosas si que lo son,   pero con las que no se puede ir ni a recibir una herencia , ni salir al portal de casa . Podéis creer que no vieron la diferencia.

Me había levantado de buen humor , siguiendo las indicaciones de La Martirio,  cuando  en los años 80 ( el boom del uso del chandal para pasear y para todo) decía que ella iba con chandal y tacones " informal pero arreglá". Zapatos negros de tacón tipo salón con  chandal gris y no se percataron de que algo especial pasaba. Hoy me he puesto unos zapatos de cordones, negros con unos ribetes naranja, no me he hecho selfie, no he dicho nada , no se ha notado la diferencia. Os preguntareis que porque me pongo zapatos de salir por la calle, sino voy a salir de casa. Estoy muy preocupada por si el día que me dejen salir me duelan los pies y no puedo salir. Sería frustrante que por falta de una rutina más , me tuviera que quedar en casa a la espera de que el podólogo me diera  hora.

Lo normal va desapareciendo de nuestras vidas. Mi marido que antes todas las tardes se iba a andar una hora por los parques de alrededor , después de llevar todos estos días conformandose con el yoga y la bicicleta , hoy a decidido andar por la tarde.  Va desde la puerta de la calle a la ventana de cuarto , recorre el pasillo a un ritmo acelerado , como si fuera a una cita y llegara tarde. Va con sus zapatillas negras y su chandal gris marengo de marca neutra. Ahora ya va por todas las habitaciones., recorriendo los rincones de la casa.  No se cuanto tiempo va a durar , espero que al pasar una hora le toque sentarse, de lo contrario cerrare la puerta de la habitación donde escribo. LO peor es que dentro de unos días puede que yo le acompañe en el paseo, eso si , salvando la distancia social de un metro. Ha llegado el momento de comprar unas gafas virtuales y todo se haga  desde el sillón orejero del salón. 

 Cada día  quiero más a mi bicicleta , hago como San Valentin , la miro con arrobo y digo: Hoy te quiero más que ayer y menos que mañana. San Valentin miraba hacia el cielo esperando ver a Dios el no tenía bicicleta. Mi suerte es que no me están martirizando como al santo, pero estoy desvariando como él. Voy con zapatos Oxford, chandal  y mirando a la bicicleta   , estoy pensando: lo mejor que pude comprar,  hace 10 años con lo que me pagaron por estar un mes en un tribunal de oposiciones, es esa bicicleta elíptica .

Volveremos a ser normales

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