Violencia predecible


Ayer me encontraba en un probador de una tienda de una conocida marca de artículos de deportes probándome un bañador. Si bien probarte un bañador uno de los días más fríos del año no es un hecho muy recorfortante , aunque si es una necesidad para mis clases de aguagym que tanto me divierten, tampoco es para hundirte en la miseria.

Lo que de verdad me hundió en la miseria fue la conversación que oí en el probador de al lado. La conversación era entre una mujer que estaba dentro del probador y un hombre que estaba fuera.

Hombre: Pruébate la ropa y me la enseñas enseguida, quiero ver como te queda. ( interés)
Mujer: Vete a la mierda. Me probaré lo que quiera. ¿ Por cúal empiezo?
Hombre: Empieza por el conjunto gris. Quiero ver si te queda la ropa. ( control)
Mujer: Vale ( empieza a ceder la mujer).
Hombre: Cuando llegues a casa te cambias los calcetines que has pisado el suelo.
Mujer: Este conjunto ¿ es para dormir sólo o lo puedo llevar por casa?
Hombre: Sólo para dormir.
Mujer : Yo no me quiero cambiar de ropa  para estar por casa.
Hombre: Te vas a cambiar . Apura, que pierdes el tiempo. Ya vale de restregar los calcetines por el suelo, cada vez los llevas mas sucios. ( Lo vería por debajo , porque estaba fuera del probador)
Mujer : Me gusta este conjunto.
Hombre: Te traigo una talla más.
Mujer: No que me gusta así.
Hombre : Te traigo una talla más,  te queda muy estrecho por el culo . Además cuando lo ponga  en la secadora ( tienen este electrodoméstico y solo lo maneja él) encogerá mas.
Mujer : ( callada y espera la talla más).
Aprovecho para cambiarme el bañador en estos momentos de tranquilidad, porque la bilirrubina me salía por la boca
Hombre: Ponte esta talla y apura que te enredas mucho.
Mujer: ¿ Nos llevamos esto?
Hombre: Dámelo que devuelvo lo que no compramos.

A lo largo de todo este tiempo me probaba bañadores,   era incapaz de ver si me estaban bien . Me acordaba de mi marido que estaba sentado a mas de diez metros y que no vería como me quedaban. ¡ que gran suerte la mía! Me compraría el bañador que me diera la gana, aunque me quedara de pena.
Salí del probador de una mala leche imponente, echaba bufidos y gruñía contra aquel hombre al que iba imitando por el pasillo. Delante de mi iba el hombre  del probador ( de unos treinta  años) empujando un cochecito con un bebe de meses y la mujer dando la mano a una niña de unos 4 años.  Los dos me oyeron e ignoraron mis comentarios, probablemente no se reconocieron en mis comentarios.

Pensé que esta pareja no puede vivir muchos años con esta dominación del hombre sobre la mujer, que un día la mujer se cansaría y algún bofetón le llegaría , probablemente por no cambiarse los calcetines o algo similar. Nadie puede vivir toda la vida con un sometimiento tan grande a la otra persona. Solo era una compra de ropa deportiva y barata pero mostraba un mundo de sumisión completo.

Si os imaginais la escena ( creo que no os costara mucho) ellos paseaban por la tienda como un familia ideal y detrás había una señora mayor con un humor de perros y a la vista de todos un poco desequilibrada que iba hablando sola, esta segunda era yo misma .

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