100 entradas de una jubilada

Cuando me jubilé puse en marcha dos pequeños propósitos: uno era ir al gimnasio de forma regular y otro, poner en marcha este blog.
Mis compañeros de trabajo, los profesores de la Escuela de Arte de Zaragoza hicieron apuestas sobre cuanto iba a aguantar en estas nuevas actividades. Han perdido los que pensaban que abandonaría. No lo digo con satisfacción por los que han perdido, sino porque he resistido durante todo este tiempo. Bueno, la apuesta no debía ser gran cosa. Algún café o algo así. Es decir, creo fue que una apuesta de palabra de estas en las que lo importante es ganar y nada más.
El gimnasio. como ya sabéis por algunas entradas, que me cuesta lo mio. Pero voy todos los días laborables y algún festivo, siempre y cuando, claro esta, esté en Zaragoza. Pasan los días y no me divierte nada. Voy de la misma manera en que uno se toma la papilla para hacerte la radiografía de estómago, que sabe a rayos, pero que es imprescindible para su salud. 
Hay gente que va feliz como si fuera al templo, a cantar alabanzas al Señor. Esto lo digo por los comentarios que se escuchan en  el vestuario femenino. Algunas mujeres se conocen sus vidas y las de los monitores, se felicitan los cumpleaños, se cuentan sus quehaceres y, aunque no adelgacen (para esto hay que dejar de comer), están felices porque tienen menos volumen. Esto es algo que no entiendo, ni creo que se explique por la física ¿Como bajas el volumen sino bajas el peso?
Pero estar satisfecha con una misma es muy bueno. En mi caso, estoy satisfecha porque sigo haciendo deporte. Vamos, lo que se decía  gimnasia en mis tiempos. Y parece que me  mantengo mas ágil, ya que mas joven es imposible. La juventud esta relacionada con el DNI, y  por mucho que se esfuercen algunas en estirarse la piel, por debajo faltan colágeno y más cosas.
Lo del blog es otra cosa. Me produce más satisfacción, aunque no contribuya a estar en forma física. Mentalmente me mantiene activa. Escribo sobre lo que me gusta. 
Por un lado, publico recetas de cocina, que siempre daba de viva voz por el trabajo y nadie recordaba.  Ahora las tenéis por escrito y podéis repasarlas cada vez que preparáis el plato. 
Por otro lado, doy mi opinión sobre lo que me apetece. Me sirve para verbalizar mis cabreos y de paso que, sirve para que sepáis que estoy viva. Mientras me cabree, es que sigo en activo y, además, me desahogo.
He llegado a la entrada 100 y esto es lo que quiero celebrar hoy. Es un número redondo y me parece importante. En el fondo soy bastante conformada.
Esta semana voy a realizar otra de las actividades propias de los jubilados ¡Mi primer viaje con el IMSERSO!
Nadie es un verdadero jubilado  en este pais si no ha hecho un viaje cultural con un autobús de jubilados. Te pasean de un lado a otro y te enseñan un montón de lugares en unos pocos días. A mi me preocupa que me lleven a fábricas de sardinas, o de galletas,  que me toque un guía que se haga el gracioso, con chistes baratos y juegos de palabras, que no me lleven a ver monumentos (piedras, que dicen algunos) y que tenga que aguantar las canciones de algún cantante frustrado. 
Bailar después de la cena, no pienso bailar.
Bueno, ya os contaré mi nueva inmersión en una actividad de jubilada.

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