Hoy no voy a ver el futbol.
Hoy ya os habréis enterado todos, a no ser que estéis en
otra galaxia, de que hay un partido de futbol.
Es un partido histórico, del siglo, único, irrepetible y de
consecuencias universales. De hecho desde el Big Bang no ha ocurrido otro
acontecimiento tan importante en todo el Cosmos.
Juegan los dos equipos rivales de la capital de España,
lo cual ya es muchísimo. Además juegan en Lisboa, es decir , aquí al lado, a
600 kilómetros de nada, y para colmo del éxtasis ciudadano lo retransmiten por
la tele gratis y lo podrá ver toda España, porque es algo que nos incumbe a
todos los españoles. Este partido es algo así como la prima de riesgo, pero que
hoy se la pasamos por los morros a la Merkel en lugar de sufrirla nosotros como
ocurre todos los otros días. Que se enteren la señora Merkel y otros
mandatarios que nos hacen la puñeta,
que dos equipos españoles han llegado a la final de la Copa y que son
los mejores de Europa.
Todo el mundo va a verlo, pero yo no pienso verlo, a no ser
que un ¨gran hermano¨ penetre en mi casa y lo proyecte por todas las paredes,
que tal como están las cosas todo puede ser. No voy a verlo no por una cuestión
de ser rarita, sino porque no me gusta el futbol y no lo veo nunca. Me siento
tan extraña que me gustaría que si alguien lee esta entrada y tampoco lo va a
ver, que me lo diga para sentir que no estoy sola en este universo. Saber
que hay alguien como yo y mi familia que no tenemos ningún interés
en ver ni este partido no ningún otro. Os aseguro que reconfortará y hará que
siga creyendo en la humanidad.
Ya se que utilizo un lenguaje muy épico, pero es que es el
mismo que utilizan todos los medios de comunicación desde hace unas
semanas y, además, a todas horas.
Ahora viene mi comentario más sesudo. Intelectual se dice
ahora. A mi el Real Madrid siempre me ha parecido el equipo de la
burguesía de Madrid; hasta les canta el himno un tenor como Placido
Domingo. Y el Atlético de Madrid, el “Atleti” le llaman ahora, me parece el
equipo de los barrios obreros y les canta el himno Joaquín Sabina que es algo
mas popular y de barrio obrero. Lo cierto es que estos últimos días han salido
hinchas del Atlético por un tubo. Le sigo llamando Atlético porque sé que
fastidia un montón, es como llamar Vascongadas en lugar de Euskadi
delante de un nacionalista vasco.
Como jubilada un poco roñosa y ahorradora me preocupa el
gasto que se va a suponer el evento. En primer lugar la cantidad de horas
extras que habrá que pagar a la Guardia Civil, Policía Local y Policía Nacional
por vigilar carreteras, calles, plazas, parques y jardines. Además, mañana
tienen que trabajar otra vez en los colegios electorales. A más de uno se le ha
olvidado que hay elecciones al Parlamento Europeo. Todo este dinero sale de las
arcas del Estado, es decir del bolsillo de todos los españoles. Pensaba que
estábamos en crisis, que el Estado no tenía un euro y que había que apretarnos
los cinturones, pero veo que ningún sesudo comentarista de los medios de
comunicación se opone a ello.
Otro gasto que me preocupa es el de las familias. Unos
100.000 madrileños se han desplazado a Lisboa. Esto, lo mires como lo mires, es
una pasta. Si es suya me da igual; lo que me preocupa que sea la pensión de los
abuelos, los libros y el material escolar del próximo curso o la matrícula a la
Universidad. En este caso a algunos se les ha ido la cabeza.
Otra cosa que no entiendo es que si 70.000 personas no
tienen entradas, a qué se van a
Lisboa. Sé que no se van a hacer turismo, lo cual estaría muy bien. Lisboa es
una ciudad preciosa. Se van a ver el partido en una pantalla gigante, a beber
cerveza y la mitad de ellos a volver con el rabo entre las piernas y con una
sensación de fracaso en su cuerpo y espíritu morrocotudo. Realmente se podrían
quedar a ver el partido en casa o en el bar de la esquina, beber cerveza con
los conocidos y llorar en la intimidad que es más digno.
La verdad es que debo ser muy rara, no entiendo nada y
además me molesta todo este desenfreno. Pan y circo decían los emperadores
romanos, esto es lo mismo.
Me voy al cine.
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