Un mordisco de élite


Un jugador de fútbol de la selección nacional de Uruguay ha mordido a un jugador de la selección  nacional de Italia en el hombro, durante un partido de la Copa  del Mundo en Brasil.  Esto por si sólo ya es una noticia mas propia de las historias de vampiros (hoy en día tan de moda entre los adolescentes) que de un deportista de elite. Se supone que los jugadores de fútbol son el ejemplo que sigue la población de medio mundo y un poco más.
El hecho de por sí ya es curioso, pero lo que me ha llamado la atención y me ha indignado (¿os habéis dado cuenta cuánto me indigno?) es la reacción de los medios de comunicación y de la población futbolera en general. Cada vez está más claro que las normas de conducta, lo que esta bien y lo que esta mal, es decir aquellos mínimos para convivir y de respeto mutuo, cuando se trata de las elites de cualquier cosa (deportistas, políticos, empresarios) no son necesarias o, al menos, se pueden saltar. Todo se perdona y justifica.
Al señor mordedor se le ha impuesto una sanción económica, esto no se discute. La verdad es que para él es una miseria, es como si a un trabajador que cobra 1000 euros le ponen una multa de 10 euros.  Creo que la multa debería estar en relación con sus ingresos totales anuales.
También le han sancionado con nueve partidos de suspensión con su selección. Aquí ya se sulfuran sus seguidores, porque les han robado el mundial y la prensa deportiva, porque es un abuso. Yo pienso que un país no debería querer tener en su selección a un individuo que reiteradamente, cuando le sube la bilirrubina en el campo de fútbol,  muerde a un futbolista del equipo contrario. Así que lo mismo que con el dopaje se pide tolerancia cero, con estos comportamientos caníbales la sanción debería ser a perpetuidad. Si me hubiera  mordido  un alumno (creo que  alguno a tenido muchas ganas y tal vez mas motivos que el futbolista uruguayo) habría pedido que fuera considerada agresión a una autoridad y cambio de centro. Propongo el ostracismo del terreno de juego.
Pero lo que ha indignado a todos es que durante cuatro meses no le dejen entrar en ningún campo de futbol. Da la sensación, siguiendo la prensa que se llama seria, que es una sanción desproporcionada. Desproporcionado es que un individuo de la raza humana, ya adulto, ejerza el canibalismo. He visto en los medios que se iba con su hijo en brazos, supongo que no le dirá aquello de "te comería a besos", porque en su caso es literal. Que alguien avise a este niño de lo que puede pasarle si su padre produce alguna hormona en demasía.
Los mordiscos siempre han estado relacionados en la raza humana con los niños cuando empiezan en el colegio y les cuesta no ser el rey de la casa. En la guardería siempre ha habido algún niño que muerde. Debe ser algo de nuestra época primitiva, de antes de los primates.
En mis tiempos de madre se le daba al niño una palmada en el culete, seguido de un "esto no se hace". Posteriormente se decidió hablar con el niño, razonar y que reflexionase; como no reflexionaba lo llevaban al psicólogo. Ahora, como hay menos dinero, se le manda a la silla de pensar, que equivale a cuando a mi me ponían de rodillas y con  la cara a la pared, pero con un carácter de pedagogía moderna. 
Si un individuo adulto cuando ejerce su profesión y delante de millones de personas muerde a otro hay que llevarlo al psiquiatra, ponerle en tratamiento y vigilar que se tome la pastilla.

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