La Cuaresma
El
miércoles 1 de marzo empezó la Cuaresma, ningún medio de comunicación se hizo
eco del echo. Nadie hablo del miércoles de ceniza , esto es que la
religión católica ha perdido adeptos y ya no tiene ningún interés. Pues bien ha
llegado el momento en que cuando algo no tiene interés periodístico, lo tiene que recuperar en el ámbito
personal, soy así de contradictoria. No propongo que volvamos a la penitencia,
solo quiero que no se olvide este tiempo de penitencia que empezaba
con la imposición de la ceniza hecha con las palmas del domingo de ramos del
año anterior. El miércoles todos los colegios llevaban a los niños a la Iglesia
y el cura nos ponía un poco de ceniza en la cabeza y nos decía “ polvo eres y
en polvo de convertirás”, en latín claro.
Nací
en los años 50 en un pueblo de una isla perdida en el Mediterráneo, que la
gente de la Península confundía con otra isla del Atlántico, como se trataba de
hacer valer la patria lo importante era que las dos eran españolas. Era la época del Nacional – Catolicismo,
con el dominio social de la
Iglesia Católica Apostólica y Romana que marcaba toda nuestra vida. En esta
época la Cuaresma era fundamental, no soy una nostálgica del poder de la
Iglesia Católica sino que quiero recordar muestra vida en aquellos momentos.
La
Cuaresma viene después de Carnaval , unos días de juerga y depravación para la Iglesia Católica,
que estuvieron prohibidos en aquella época y que se celebraban a escondidas. De
Don Carnal y Doña Cuaresma ya nos escribía el Arcipreste de Hita en el S. XIV ,
en el Libro del Buen Amor, pero en los años 50 el primero había otras normas
más prohibitivas, todo era pecado.
En los colegios no nos disfrazaban, pero en casa, nuestras madres nos
vestían con trapos y ropa vieja y con una careta de cartón hecha en casa, nos animaban a ir por las
casas del vecindario y con voz de falsete anunciar que llegaba un
disfrazado, en aquellos años todas las casas tenían las puertas abiertas, en
muchos casos no sabían ni donde estaba la llave . En la casa los vecinos nos invitaban a comer un trocito de coca dulce con
sobrasada, de greixera de cerdo o de greixera de patata y así pasábamos la tarde- noche del
Jueves Lardero, porque eso sí, salíamos por la noche, con nuestros padres a
unos metros de distancia, es decir con nocturnidad y alevosía. Era una pequeña
transgresión, la Rua y los carnavales de la época de la República ya eran
Historia..
El
miércoles siguiente, el miércoles de ceniza, todo se hacia visible. Empezaba la
cuaresma y la época de penitencia, ayuno y abstinencia. La penitencia era
el sacrificio que te proponías durante cuarenta días , tenías que comprometerte
en público delante de toda la clase, así que nos proponíamos algo que no nos
costara mucho, por ejemplo : fregaré los platos a mi madre, si era algo que ya hacíamos con asiduidad. El ayuno era
para los viernes en los que sólo se podía comer tres veces, así que si se te
olvidaba y comías una galleta entre comidas, te quedabas sin la comida
siguiente. La abstinencia consistía en no comer carne en los 40 días, de la
cuaresma, la verdad es que no era
difícil, se comía poca carne en aquella época, además había una forma de burlar
la abstinencia en los cuarenta días y era ir a la parroquia y comprar una bula ( 5 pesetas la última
que compramos en casa) que te permitía comer carne todos los días menos
los viernes. Los viernes eran de ayuno
y abstinencia para todos los adultos, los niños nos librábamos del ayuno pero de la abstinencia no nos libraba ni Dios
. Lo único bueno de esta situación gastronómica es que se desarrollaron
unas recetas aptas para la época, las legumbres de vigilia que llevaban cebolla y ajos y se hacía un gran perolo y se
comían varios días, judías con calabaza, habas con verduras. El plato estrella
de la cuaresma era el bacalao en sus múltiples variantes, pero como era época
de miseria normalmente se comía desmigado
y con patatas o legumbres para que cundiera más.
La
cuaresma correspondía en la época
pagana a los últimos meses del invierno , antes que las cosechas brotaran de
nuevo y por lo tanto se comían los restos de lo recogido en el Otoño, productos secos y que se pudieran
guardar muchos meses. Es verdad que los derivados de la matanza aun se podían
conservar, pero si pensáis que las familias eran las únicas proteínas que
habían comido desde el mes de noviembre a finales de febrero ya quedaba poca
cosa ylo que quedaba se guardaba
para el verano.
Algunos
pensareis que en Mallorca podíamos comer pescado que estaba autorizado y sería
así, de no ser que en invierno las barcas no salían a pescar, los días de
temporal en el mar son muchos, la tramontana sopla con fuerza y quitando
algún pulpo o algún cangrejo que se despistaba por las rocas poco pescado
fresco llegaba a las casas. Bacalao
y sardinas de bota de madera ( guardiaciviles les llamáis en la Península).
Insisto en hablar de la Península, porque siguiendo este sentido que
tenemos los isleños de que nosotros no vivimos encerrados en una isla, sino que el resto del mundo ( para su
desgracia) se encuentra fuera, a los de la Península os llamábamos
peninsulares, es decir, los
españoles de fuera de la isla.
Como
saber en que fecha cae la cuaresma
cada año es fácil , es cuestión de lunas . Pascua es el primer domingo después
de la primera luna llena del equinocio de primavera. La semana anterior va del
domingo de Ramos a el sábado de gloria, cuenta cuarenta días atrás y estas en
el miércoles de ceniza. En la Iglesia de mi pueblo nos lo ponían mas fácil , en
Navidad se colgaban en el centro de la iglesia unas círculos de
papel bien troquelados que llamábamos hostias y había hostias grandes que eran
las semanas completas que faltaban desde la epifanía hasta el miércoles
de ceniza y hostias mas pequeñas que eran los días que faltaban hasta el miércoles
de ceniza . Según era la ristra de hostias que colgaban del techo ya se decía
Pascua este año cae tarde o cae
pronto. Fácil verdad.
Durante
la Cuaresma íbamos a muchas misas, confesiones, y actos religiosos, no solo nos
depurábamos con la comida sino también el espíritu, no se celebraban bodas ni
grandes fiestas familiares, se iba a la iglesia a rezar y a pedir que se nos
perdonaran los pecados . Llegaba el domingo de Ramos , aquel en " el
que no estrena no tiene manos", haciendo referencia a la necesidad de ir
bien vestidos a la procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén o de las
palmas y los ramos de olivo. La pobreza de la época impedía que la mayoría
estrenara, solo los pudientes del pueblo estrenaban sus vestidos de primavera.
La mayoría también llevábamos ropa que se distinguía, faldas las niñas y pantalones los
niños del año anterior, a
los que se nos había alargado el dobladillo dejando una marca indeleble , que
después de todo el invierno o de varios años de antigüedad, dejaba constancia
de lo que habíamos crecido. Nuestras madres no tenían manos para ahorrar porque
no tenían dinero , pero si habilidosas manos para que el vestido o la falda
pudiera servir otra temporada. Era un milagro la ropa crecía durante años con
nosostros.
La
Cuaresma no era un penar, sino todo lo contrario , cuando éramos jóvenes
poder salir varias tardes a la semana, aunque fuera para ir a un acto religioso,
era un placer.
Terminaba
la Cuaresma con la Semana de Pasión, en las que las procesiones y las estaciones
de penitencia estaban presentes todos los días. En las casas se preparaban para
celebrar la Pascua de Resurrección, en las casas que podían mataban un cordero,
en casa de mis abuelos era así. El Jueves y el Viernes Santo se hacían unas
empanadas de carne para conservar la carne algunos días, lo normal es que
alguna empanada se rompiera y nos
la podíamos comer, porque Jesús no
quería que tirásemos comida. El Viernes Santo en mi casa se comía para cenar habas tiernas hervidas y “ huevos
a la nieve”, una especie de montenevado que se hacia con las claras que
sobraban de las recetas de las pastas en las que solo se utilizaban las
yemas. El dia de Pascua se comía , frito mallorquín hecho con la asadura del cordero, pierna y costillar de cordero al horno , y de postre unas
pastas dulces rellenas de mermelada que llamamos “ rubioles”, en una palabra
nos desquitábamos de cuarenta días y una semana de contener la comida, por una
cuestión religiosa que en época de miseria servía a una cuestión
política.
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