Se termina el verano
Estamos en la última semana de agosto y soy consciente de que las vacaciones se terminan, bueno se terminaban otros años. Este año es distinto , es mi primer verano de jubilada.
Para empezar no me voy para empezar el día uno de septiembre, con un examen a las 8,15 de la mañana, el primero de todos para que los chicos estuvieran frescos. No estoy repasando la lista de alumnos suspensos, deseando que o hayan estudiado un poco o que por favor no vengan al examen y así no tenerlos que suspender o aprobarlos porque solo les quedaba la mía .Tampoco busco los exámenes que preparaba en junio y que ni me acuerdo de lo que ponían.
Ahora bien, he pensado que estas inmensas vacaciones deben acabarse y volver a una vida organizada, que la rutina dicen que es buena para la salud mental.
Debería volver a una cierta normalidad con un orden en mi vida. Para empezar me he comprado unos palos para andar, seguro que tienen un nombre en inglés. Son estos palos que pareces un esquiador de fondo pero sobre asfalto. Dicen que evitan que el peso resienta las rodillas y que puedes andar mas deprisa al llevar un ritmo constante, lo cierto es que los he estrenado esta mañana y me sentía muy extraña , perdía el ritmo y como si de un desfile se tratase tenía que pararme y recuperar el paso. Os gustaría ver una foto mía en estas circunstancias, pero no la veréis hasta que consiga cierta gracia o tal vez nunca, ya que yo consiga cierta gracia en mis movimientos es muy difícil.
Otro asunto que demostraría que las vacaciones terminan sería acabar con las comidas y cenas con amigos, conocidos y familia . Pero lo siento, esto por ahora no termina, me gusta mucho y aunque cada vez que veo la báscula en el armario me propongo unos días depurativos y reconducir mis comidas, cosa que nunca hago, me veo en el compromiso de aceptar otra invitación. Bueno tampoco sufro demasiado. Hace unos días, en la farmacia del pueblo dije : debería pesarme, pero me llevará un disgusto . La farmacéutica, que fue profesora mía en 5ª de bachillerato me dijo " no lo hagas M que estas de vacaciones y no vale la pena". Perdió el euro de la maquina pero mantuvo toda mi simpatía y conservó una clienta.
Nosotros somos veraneantes, al estilo de aquellos de mitad del siglo pasado , solo que llevamos tableta y móvil y nos conectamos a internet en las terrazas de los bares. En algo se tiene que notar que los tiempos cambian.
Hay una gran diferencia entre turista y veraneante.
El turista es el que va corriendo viendo cosas a toda pastilla, haciendo cosas sin parar y comprando objetos inútiles para toda la familia y para si mismo, como si fueran autóctonos. Son las mismas cosas inservibles de todos los mercadillos de España. En el caso de Mallorca los turistas se apuntan a unas excursiones que se presentan como típicas: a calas que les presentan como vírgenes pero que están llenas de chiringuitos; a fabricas de piel y zapatos que se fabrican en china pero que se presentan como made in Mallorca, lo único de la Isla es el nombre. Visitan y compran en tiendas de productos típicos: perlas de Manacor, sobrasada, cristal soplado y el último día compran ensaimadas para llevarse a su casa, sin tener en cuenta que la ensaimada se come solo el día que se hace. Realizan la excursión a las cuevas del Drac, y los que se empeñan en ver lo autentico pagan por un paseo con asnos y una cena con baile de payes. Bueno tampoco voy a criticar todo esto , mucha gente en la isla vive de esto y si el turista lo paga allá él.
Nosotros somos veraneantes de los que vuelven al mismo sitio todos los años. Saludamos a todos los conocidos y a muchos amigos , algunos , como nosotros, vuelven todos los años. Los veraneantes parecemos una pandilla de vagos ya que siempre nos vemos sin hacer nada, tomando café, leyendo el periódico, sentados en una cafetería en la plaza del pueblo. No hacemos excursiones ni vamos corriendo a ningún sitio simplemente estamos.
Vivo en un sitio alejado del mundanal ruido, donde por la noche no hay ninguna luz artificial, aunque un vecino diga que la luz de un campo de fútbol local con una docena de bombillas de 60 w produce contaminación lumínica, tendría que ver la luz que hay en casa las tardes de fútbol en la Romareda. Las primeras noches cuando llego a esta casa no puedo dormir por el exceso de silencio y cuando de madrugada me duermo el gallo se encarga de que me despeje bien. En mi casa por la noche hay un cielo lleno de estrellas y una luna estupenda, que cuando es luna llena luce espléndida e incluso hacen sombra los árboles y yo con cierta exageración digo que se puede leer el periódico en la terraza, bueno el periódico no, pero porque tiene la letra pequeña.
Para empezar no me voy para empezar el día uno de septiembre, con un examen a las 8,15 de la mañana, el primero de todos para que los chicos estuvieran frescos. No estoy repasando la lista de alumnos suspensos, deseando que o hayan estudiado un poco o que por favor no vengan al examen y así no tenerlos que suspender o aprobarlos porque solo les quedaba la mía .Tampoco busco los exámenes que preparaba en junio y que ni me acuerdo de lo que ponían.
Ahora bien, he pensado que estas inmensas vacaciones deben acabarse y volver a una vida organizada, que la rutina dicen que es buena para la salud mental.
Debería volver a una cierta normalidad con un orden en mi vida. Para empezar me he comprado unos palos para andar, seguro que tienen un nombre en inglés. Son estos palos que pareces un esquiador de fondo pero sobre asfalto. Dicen que evitan que el peso resienta las rodillas y que puedes andar mas deprisa al llevar un ritmo constante, lo cierto es que los he estrenado esta mañana y me sentía muy extraña , perdía el ritmo y como si de un desfile se tratase tenía que pararme y recuperar el paso. Os gustaría ver una foto mía en estas circunstancias, pero no la veréis hasta que consiga cierta gracia o tal vez nunca, ya que yo consiga cierta gracia en mis movimientos es muy difícil.
Otro asunto que demostraría que las vacaciones terminan sería acabar con las comidas y cenas con amigos, conocidos y familia . Pero lo siento, esto por ahora no termina, me gusta mucho y aunque cada vez que veo la báscula en el armario me propongo unos días depurativos y reconducir mis comidas, cosa que nunca hago, me veo en el compromiso de aceptar otra invitación. Bueno tampoco sufro demasiado. Hace unos días, en la farmacia del pueblo dije : debería pesarme, pero me llevará un disgusto . La farmacéutica, que fue profesora mía en 5ª de bachillerato me dijo " no lo hagas M que estas de vacaciones y no vale la pena". Perdió el euro de la maquina pero mantuvo toda mi simpatía y conservó una clienta.
Nosotros somos veraneantes, al estilo de aquellos de mitad del siglo pasado , solo que llevamos tableta y móvil y nos conectamos a internet en las terrazas de los bares. En algo se tiene que notar que los tiempos cambian.
Hay una gran diferencia entre turista y veraneante.
El turista es el que va corriendo viendo cosas a toda pastilla, haciendo cosas sin parar y comprando objetos inútiles para toda la familia y para si mismo, como si fueran autóctonos. Son las mismas cosas inservibles de todos los mercadillos de España. En el caso de Mallorca los turistas se apuntan a unas excursiones que se presentan como típicas: a calas que les presentan como vírgenes pero que están llenas de chiringuitos; a fabricas de piel y zapatos que se fabrican en china pero que se presentan como made in Mallorca, lo único de la Isla es el nombre. Visitan y compran en tiendas de productos típicos: perlas de Manacor, sobrasada, cristal soplado y el último día compran ensaimadas para llevarse a su casa, sin tener en cuenta que la ensaimada se come solo el día que se hace. Realizan la excursión a las cuevas del Drac, y los que se empeñan en ver lo autentico pagan por un paseo con asnos y una cena con baile de payes. Bueno tampoco voy a criticar todo esto , mucha gente en la isla vive de esto y si el turista lo paga allá él.
Nosotros somos veraneantes de los que vuelven al mismo sitio todos los años. Saludamos a todos los conocidos y a muchos amigos , algunos , como nosotros, vuelven todos los años. Los veraneantes parecemos una pandilla de vagos ya que siempre nos vemos sin hacer nada, tomando café, leyendo el periódico, sentados en una cafetería en la plaza del pueblo. No hacemos excursiones ni vamos corriendo a ningún sitio simplemente estamos.
Vivo en un sitio alejado del mundanal ruido, donde por la noche no hay ninguna luz artificial, aunque un vecino diga que la luz de un campo de fútbol local con una docena de bombillas de 60 w produce contaminación lumínica, tendría que ver la luz que hay en casa las tardes de fútbol en la Romareda. Las primeras noches cuando llego a esta casa no puedo dormir por el exceso de silencio y cuando de madrugada me duermo el gallo se encarga de que me despeje bien. En mi casa por la noche hay un cielo lleno de estrellas y una luna estupenda, que cuando es luna llena luce espléndida e incluso hacen sombra los árboles y yo con cierta exageración digo que se puede leer el periódico en la terraza, bueno el periódico no, pero porque tiene la letra pequeña.
Todo esto para deciros que debo empezar a cambiar de vida y además de caminar con los palos voy a retomar el blog, con mis chorradas y las recetas para cocineros con buena voluntad y poca experiencia Asi que preparad los perolos que este verano he recuperado un cuaderno de recetas de mi madre que he copiado en la tableta antes que las hojas se conviertan en polvo de papel.
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