Viaje con el IMSERSO (2ª parte del cultural)


Estamos a miércoles y después de hacer cola en el ascensor para bajar a desayunar, de pelearme a codazos por un vaso de zumo de naranja de polvo y de conseguir una rebanada de bimbo, nos preparamos para visitar Vitoria. Sospecho  lo que me va a tocar y no estoy ilusionada. Además, nieva sin parar y el frío es inmenso. El paisaje es blanco, de esto no tiene la culpa la organización, pero me encantaría ver el verde paisaje del País Vasco. 

Llegada a Vitoria y visita panorámica con guía local. Lo mas interesante resulta ser una urbanización de lujo donde viven los Urdangarin (murmullos en el bus). En una calle estrecha unos niños de colegio privado (por el uniforme lo digo) se dedican a tirar bolas de nieve al parabrisas del bus, con el consiguiente cabreo del conductor. Vitoria tiene el mayor numero de metros de parque por habitante del mundo pero hoy nieva con gusto y solo vemos campos blancos.

Continuamos la visita guiada andando. La mas decepcionante de todas, aunque era difícil. Nos meten en la catedral nueva, donde el guía nos presenta sus bondades, cosa difícil ya que no tiene ni una. Es una catedral hecha a principios del S.XX, pero con un estilo gótico. Imitar un estilo significa que parece gótica pero que está hecha con técnicas del XX. Para rematar el desastre, después de la Guerra Civil, Franco pagó la ayuda de  los carlistas (requetés) terminando la catedral. Como no tenía ni un duro la hizo de hormigón con falsas piedras pegadas a modo de losetas. La maqueta de plomo es para echarse a llorar. El resultado es una hora de nuestra vida perdida a mayor gloria de Franco y esto en Vitoria, sede del gobierno vasco, es algo realmente deprimente.

Vitoria es una ciudad preciosa y con un casco antiguo maravilloso. Es cierto que nieva y es difícil moverse, pero ya que nos pegamos una hora delante de un monumento a la Guerra de la Independencia, explicándonos cada uno de los grupos escultóricos y con los pies bajo dos palmos de nieve, bien podríamos haber paseado por el casco histórico de la ciudad.

Lo único que vale la pena de todo la explicación es que José Botella compró el palacio de su querida en la ciudad por una pasta. Napoleón preguntó a un noble afrancesado si realmente este palacio valía tanto.  A lo que el noble contesto: "Ni con la puta dentro vale lo que ha pagado por el palacio".Ya veis que aproveche la visita, que escuchar sí que escuchaba y que no se puede decir que estuviera despistada.

A tomar un café para ir al baño y al bus. Nos llevan a comer otra vez al hotel de Eibar, lo que supone una hora más de viaje. Desde luego aprovechamos el autobús.

He descubierto que todos lo jubilados expertos en culturales siempre quieren ir a la oficina de turismo.  Al principio pensaba que era para recorrer la ciudad, pero ahora sé que es para poder decir donde han estado con la ayuda del folleto. Lo cierto es que con lo que nos esnseñan es imposible saber en que ciudad de España estás.

Por la tarde toca Bergara. Yo decido quedarme a leer en la habitación.

Al día siguiente la mañana es para visitar Oñati. No es que sea Salamanca pero no esta mal. Quiero decir que no es necesario desviarse del camino, pero se puede visitar. La antigua universidad de estilo plateresco - renacentista tiene su gracia. Su iglesia gótica con varios retablos es curiosa; sobre todo, el claustro sobre un río es realmente interesante. Nieva sin cesar y ver la nieve en los patios o el claustro convierte la estampa en curiosa. Se que hay chocolate en este pueblo, pero nosotros nos vamos al bus después de recoger el folleto de turismo.

Ya es la hora de ir a comer nuestro filete con patatas fritas al hotel de Eibar. Esto supone una hora de carretera más, pero es jueves y se termina el cultural y mañana en casa cenaré una aburrida ensalada que me sabrá a gloria.

La tarde es para ir al Monasterio de  Loyola, donde nació San Ignacio de Loyola, la cuna del fundador de los jesuitas, pero esta visita se merece una entrada aparte.

Hemos llegado a viernes, seguimos estando en alerta por nieve y por fenómenos costeros. Estos fenómenos me preocupan poco ya que no he visto la costa. Salvo por la ría de Bilbao, por la Concha y por los folletos de Turismo que tienen un mapa de País Vasco en la portada, no sabría decir si he estado en el norte, en el centro, en el este o en el oeste de este país. La nieve sí que ha estado presente en todo el viaje y en cantidades nada recomendables para ir de viaje.

Para rematar la semana cultural el bus no saldrá hasta las dos. Comeremos a la una (no podemos perder ninguna comida) y partiremos para Zaragoza. Nos queda una mañana entera para visitar el Corte Ingles de Eibar. Como llevo un gripazo impresionante me paso la mañana tirada en un sofá del vestíbulo del hotel. Compruebo que el resto de compañeros de viaje hacen lo mismo, sólo que ellos llevan una bolsa del Corte Inglés y yo no. Estoy para echarme a llorar.

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