Cocina mediterránea.

Se habla mucho de la cocina mediterránea y se la identifica con la cocina española de los años 60, es decir, la cocina tradicional de este país.
Dicen que es una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, poca carne, pescado y pocos fritos y todo acompañado de aceite de oliva y vino tinto.
Cuando se viaja por este país me he dado cuenta de lo dificil que es comer este tipo de cocina. En general hay pocas verduras, mucha carne, mucho frito, poca fruta y las legumbres acompañadas de oreja y morcilla que no las hacen muy ligeras que digamos. Lo que si suele haber es buen vino tinto en todos los sitios, aceite de oliva de gran calidad y embutidos y quesos fantásticos.
En mi ultimo viaje por Extremadura me he dado cuenta de lo difícil que será comer para un viajero  vegetariano por estas tierras. De hecho, si no come bellotas como el cerdo ibérico (que esta buenísimo) no sé qué puede comer. Por los campos solo ves dehesas de encinares, olivos y viñedos. Las zonas de frutales y de huertas escasean.
El resto de la población no comeremos verdura, pero si nos pondremos las botas comiendo por esta tierra. Te sirven cantidad, cuidado con esto. Cuando se pide una caña o un vino va acompañada de una tapa y si añades una ración de algo piensa que te sacarán una fuente de lo que has pedido.
Extremadura es la zona del dos por uno; hay que ser dos para comer una ración. Cuando vas de  tapas, no te emociones al pedir que no te lo podrás comer. Mejor ve poco a poco. Lo que en mi pueblo es una ración aquí va de bote con la consumición. Los precios son muy buenos, es decir, bajos. Al principio hacíamos repetir al camarero lo que había dicho, pero nos acostumbramos enseguida.
En los restaurantes ocurre algo parecido, incluso el menú del día se convierte en una montaña de comida a la hora de comértelo.
El caso mas espectacular fue en un restaurante en un pueblo a la salida del Parque de Monfragüe. Pedimos una sopa, que vino acompañada de un huevo duro picado en cada plato. De segundo, una tortilla de patatas, porque nos parecía lo mas ligero de lo que ofrecían. Llego una tortilla que ocupaba todo el plato cuando en la mayoría de los sitios te sirven un cuarto de lo que nos sacaron. Os preguntaréis si nos lo comimos todo, pues sí, porque escuchamos a un señor que dijo :
"Yo solo comeré un plato de macarrones"
A  lo que la señora de la casa le respondió:
"Esto es muy poco, te los serviré con dos huevos fritos"
Y sacó un gran plato de macarrones con dos huevos fritos.
Ante semejante visión nos comimos la tortilla de patata. No quisimos postre, pagamos y nos fuimos deprisa, por si acaso nos tocaba algo más.
No comimos verdura ni fruta hasta que llegamos a casa. Indirectamente comimos bellotas a través de los productos derivados del cerdo ibérico, y hierbas a traves del queso; la torta del Casar y de Barros está riquísima. Bebimos buen vino y nos costó poco. Cumplimos con la cocina mediterránea como si fuese domingo en los años 60.

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